Vallejo cayó en enero
Mal clima en Oaxaca
PRD vuelve al ‘‘debate’’
Julio Hernández López / Astillero
Fausto Vallejo había sido destituido cinco meses atrás, cuando Los Pinos designó de manera grosera a un comisionado injerencista, Alfredo Castillo, para que desplazara sin contemplaciones al gobernador formal, que desde entonces quedó expresamente como grotesca pieza decorativa.
Sin embargo, apenas ayer se formalizó esa remoción administrativa dictada desde el centro del país, pues se privilegiaron los tiempos electorales para evitar una nueva contienda en Michoacán y para permitir al Congreso local que designe a un sucesor que cubra el tramo pendiente del mandato que de por sí había sido recortado para empatar los comicios locales con los federales. Vallejo fue un gobernador de apariencias, envuelto en versiones de enfermedad limitante desde que era candidato, luego ausente de la silla de mando para atenderse de los males hepáticos advertidos.